sábado, 27 de octubre de 2012

La bebida Monster puede ser la causante de 5 muertes.






Cinco personas podrían haber muerto en los tres últimos años tras consumir las bebidas energéticas Monster Beverager, según un informe sobre incidentes que ha hecho público la Administración de Fármacos y Alimentos de EE UU (FDA, por sus siglas en inglés), y del que se ha hecho eco el diario The New York Times.


 Los informes no concluyeron que existiera ningún vínculo probado ente estas muertes y el consumo de la bebida, conocida por su alto contenido de cafeína, y tampoco aclaran si junto a las bebidas se consumieron alcohol o drogas, sin embargo se han hecho públicos gracias a la madre de una chica de 14 años que murió en diciembre pasado por una arritmia cardíaca tras haber consumido varias latas grandes de Monster en varios días.
La pasada semana, Wendy Crossland, la madre de la chica fallecida, demandó a la compañía alengando que no advertía del peligro que sus bebidas pueden suponer para la salud. La compañía por su parte ha alegado que sus productos son totalmente seguros y no son los causantes de la muerte de la adolescente.
Un abogado de la familia, Kevin Goldberg, ha reconocido que la chica tenía problemas cardíacos subyacentes, pero ningún médico les previno de los problemas que podía tener si consumía productos con alto contenido en cafeína.
A pesar de que no se ha establecido un vínculo entre las muertes y la bebida, las acciones de la compañía se derrumbaron este lunes más de un 14% en Bolsa. 

Fuente:http://www.20minutos.es/noticia/1625437/0/bebida/monster-muertes/

jueves, 25 de octubre de 2012

Reseña: La Espada de Fuego.











Argumento:


Zemal, la Espada de Fuego, es el máximo símbolo de poder y la mayor aspiración de todo guerrero. Sólo los Tahedoranes, los grandes maestros de la espada, pueden competir por ella en una carrera sin cuartel por descubrir su escondite.
Tras la muerte de Hairón, el último Zemalnit, siete aspirantes se disputan la espada; pero hay en juego algo más que la ambición de poder, pues extrañas fuerzas están dispuestas a romper la concordia entre los hombres y los dioses, exiliados desde hace largo tiempo de Tramórea. Aquéllas se han unido para despertar a Tubilok, el dios rebelde que duerme fundido en una roca en los abismos del Prates y cuyos sueños se convierten en las pesadillas de los hombres.
Derguin y Kratos May, los guerreros, y Linar y Mikhon Tiq, los magos, deben enfrentarse al caos y la destrucción a fin de superar las múltiples traiciones y trampas de Togul Barok, príncipe de Áinar, así como para ganar la Espada de Fuego y salvaguardar el frágil equilibrio de Tramórea.


Autor del libro: Javier Negrete



martes, 23 de octubre de 2012

Looper:El concepto es el concepto nena!






'Looper' empieza muy bien, de forma muy vibrante y exponiendo de forma muy ágil, clara y concisa cada uno de los elementos sobre los que se apoyará posteriormente -en teoría- su trama, tanto que es complicado no caer rendido de primeras ante ella... sin embargo, a partir de un momento dado, a partir del momento en el que uno de sus protagonistas encuentra donde estarse quieto (sin que esto tenga por qué ser un eufemismo... de hecho, no lo es), la cinta parece estancarse de pronto, literalmente, como si no tuviera muy claro o a) hacia dónde ir; o b) cómo aprovechar su gran concepto de partida; o c) cómo seguir siendo la misma película, permitiendo que un relato lleno de posibilidades e ideas más que sugerentes concluya, después de haber ido de más a menos de forma evidente, con mucha menos gloria de la que se prometía al principio...

lunes, 22 de octubre de 2012

Viajar con la imaginación










Siempre nos han dicho desde pequeños que leer es bueno para nosotros, que es divertido y aprendes mucho, pero lo que no nos explican, quizás porque sea difícil de explicar a alguien que no lo ha sentido, son las sensaciones que un libro te aporta. Recuerdo justo el momento en el que me picó el amor por la lectura. Fue una noche, y yo tendría unos 9 años. Mi madre me regalo el libro de “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”.
¿Harry potter? Sí, ¿qué esperabais? ¿qué empezara a leer las memorias de Winston Churchill?
 A partir de ese momento, mi mundo interior (mientras el exterior seguía igual) cambió, empecé a viajar por mundos extraordinarios, a conocer personajes que hasta ese momento para mí eran inimaginables, personajes a los cuales llegué a querer.
Dejé de ver las series de televisión que emiten durante la noche para meterme de lleno en mi cuarto, para abrir el libro y perderme en ese mundo. Y es que la sensación que causa provoca un estado de total aislamiento respecto a este mundo para meterme en otro distinto, en el que las emociones de los personajes se viven y se perciben de una manera tan viva y tan intensa que rechinas los dientes cuando algo no te gusta, se te eriza el vello cuando esos personajes imaginarios pero tan reales a la vez viven experiencias límite que se nos van desnudando poco a poco. Te involucras de tal manera en la trama que cada vez que cierras el libro para ir a dormir estás deseando que llegue el día siguiente y tener cualquier momento para seguir con esas historias. Me encanta la sensación que se produce en determinados momentos de un libro, cuando se te desboca el corazón y sientes que no puedes esperar más para el desenlace de dicha acción, y cuando termina te quedas como si hubieras andado varios kilómetros...
En conclusión: creo que la lectura es una de las maneras más excitantes y bonitas para pasar nuestro tiempo y viajar a lugares únicos. 

"La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en el que el libro habla y el alma contesta"
(André Maurois)

domingo, 21 de octubre de 2012

El cáncer de la gilipollez

No somos más gilipollas porque no podemos. Sin duda. La prueba es que en cuanto se presenta una ocasión, y podemos, somos más gilipollas todavía. Ustedes, yo. Todos nosotros. Unos por activa y otros por pasiva. Unos por ejercer de gilipollas compactos y rotundos en todo nuestro esplendor, y otros por quedarnos callados para evitar problemas, consentir con mueca sumisa y tragar como borregos -cómplices necesarios- con cuanta gilipollez nos endiñan, con o sin vaselina. Capaces, incluso, de adoptar la cosa como propia a fin de mimetizarnos con el paisaje y sobrevivir, o esperar lograrlo. Olvidando -quienes lo hayan sabido alguna vez- aquello que dijo Sócrates, o Séneca, o uno de ésos que salían en las películas de romanos con túnica y sandalias: que la rebeldía es el único refugio digno de la inteligencia frente a la imbecilidad.

Hace poco, en el correo del lector de un suplemento semanal que no era éste -aunque aquí podamos ser tan gilipollas como en cualquier otro sitio-, a un columnista de allí, Javier Cercas, lo ponían de vuelta y media porque, en el contexto de la frase «el nacionalismo ha sido el cáncer de Europa», usaba de modo peyorativo, según el comunicante, la palabra cáncer. Y eso era enviar «un desolador mensaje» e insultar a los enfermos que «cada día luchan con la esperanza de ganar la batalla». Y, bueno. Uno puede comprender que, bajo efectos del dolor propio o cercano, alguien escriba una carta al director con eso dentro. Asumamos, al menos, el asunto en su fase de opinión individual. El lector no cree que deba usarse la palabra, y lo dice. El problema es que no se limita a expresar su opinión, sino que además pide al pobre Cercas «que no vuelva a usar la palabra cáncer en esos términos». O sea, lo coacciona. Limita su panoplia expresiva. Su lenguaje. Lo pone ante la alternativa pública de plegarse a la exigencia, o -eso viene implícito- sufrir las consecuencias de ser considerado insensible, despectivo incluso, con quienes sufren ese mal. Lo chantajea en nombre de una nueva vuelta de tuerca de lo política y socialmente correcto.
Pero la cosa no acaba ahí. Porque en el mentado suplemento dominical, un redactor o jefe de sección, en vez de leer esa carta con mucho respeto y luego tirarla a la papelera, decide publicarla. Darle difusión. Y así, lo que era una simple gilipollez privada, fruto del natural dolor de un particular más o menos afectado por la cosa, pasa a convertirse en argumento público gracias a un segundo tonto del culo participante en la cadena infernal. Se convierte, de ese modo, en materia argumental para -ahí pasamos ya al tercer escalón- los innumerables cantamañanas a los que se les hace el ojete agua de regaliz con estas cosas. Tomándoselas en serio, o haciendo como que se las toman. Y una vez puesta a rodar la demagógica bola, calculen ustedes qué columnistas, periodistas, escritores o lo que sea, van a atreverse en el futuro a utilizar la palabra cáncer como argumento expresivo sin cogérsela cuidosamente con papel de fumar. Sin miedo razonable a que los llamen insensibles. Y por supuesto, fascistas.
Ahora, queridos lectores de este mundo bienintencionado y feliz, echen ustedes cuentas. Calculen cómo será posible escribir una puta línea cuando, con el mismo argumento, los afectados por un virus cualquiera exijan que no se diga, por ejemplo, viralidad en las redes informáticas, o cuando quien escriba la incultura es una enfermedad social sea acusado de despreciar a todos los enfermos que en el mundo han sido. Cuando alguien señale -con razón- que las palabras idiota, imbécil, cretino y estúpido, por ejemplo, tienen idéntico significado que las mal vistas deficiente o subnormal. Cuando llamar inmundo animal a un asesino de niños sea denunciado por los amantes de los animales, decir torturado por el amor sea calificado de aberración por cualquier activista de los derechos humanos que denuncie la tortura, o escribir le violó la correspondencia parezca una infame frivolidad machista a las asociaciones de víctimas violadas y violados. Cuando decir que Fulano de Tal se portó como un cerdo irrite a los fabricantes de jamones de pata negra, llamar capullo a un cursi siente mal a los criadores de gusanos de seda, tonto del nabo ofenda a quienes practican honradamente la horticultura, o calificar de parásito intestinal al senador Anasagasti -por citar uno al azar, sin malicia- se considere ofensivo para los afectados por lombrices, solitarias y otros gusanos. Sin contar los miles de demandantes que podrían protestar, con pleno derecho y libro de familia en mano, cada vez que en España utilizamos la expresión hijos de puta

Fuente:XLSemanal